El conocimiento cobra vida cuando se comparte. En este blog reunimos ideas, aprendizajes y procesos que inspiran nuestro trabajo cotidiano. Reflexionamos sobre creatividad, comunicación, saberes y territorios, con el deseo de abrir conversaciones y ampliar miradas. Aquí cultivamos lo que nos mueve y lo compartimos con la ilusión de que pueda también movilizar a otros y otras.
Publicar artículos, asistir a congresos, presentar avances… Los canales tradicionales de la investigación académica son fundamentales, pero no siempre logran conectar con quienes están fuera del ámbito científico.
Hay procesos que no se fuerzan: simplemente llegan a su tiempo. Después de meses de cuidado, de ajustar el ritmo interno y afinar la dirección, noviembre trajo algo distinto al estudio: la sensación de que los primeros frutos empezaron a aparecer por su propio peso.
Imagina un aula universitaria donde alguien proyecta una presentación idéntica a la que viste hace diez años: fondo blanco, texto diminuto, imágenes demasiado genéricas que parecen ya vistas. O un sitio web institucional que abre con una foto rígida de fachada y un menú confuso e interminable, con conceptos que suenan interesantes pero son confusos o ambiguos. Todos sabemos que esos formatos no enganchan o simplemente no son adecuados para todas las situaciones, pero seguimos produciéndolos. ¿Por qué?
Vivimos como personajes de una vieja narrativa: la de las dos culturas. En un rincón, la ciencia: un reino de lógica fría, método riguroso y hechos objetivos. En el otro, el arte: el dominio de la emoción pura, la creatividad sin restricciones y la verdad subjetiva. Uno es el mundo de las batas de laboratorio y las ecuaciones; el otro, el de los lienzos y los escenarios.
En Estudio Ajolote creemos que la web puede ser algo más que un simple espacio virtual. Al igual que una plaza o un parque, una web también puede ser un lugar de encuentro para las personas que buscan algo en común. Por eso, trabajar desde hace dos años junto a Artistas Yungay ha sido una experiencia tan valiosa como inspiradora.
La ilusión de la neutralidad ha acompañado a la ciencia, al periodismo y a las instituciones durante siglos. Heredamos la idea de que el lenguaje puede ser un espejo transparente, capaz de reflejar la realidad sin distorsiones. Pero la lingüística, la filosofía y la historia de la ciencia han mostrado otra cosa: el lenguaje nunca es neutro, siempre organiza, selecciona, enmarca. Nombrar es en sí mismo interpretar.
Imagina un aula universitaria donde alguien proyecta una presentación idéntica a la que viste hace diez años: fondo blanco, texto diminuto, imágenes demasiado genéricas que parecen ya vistas. O un sitio web institucional que abre con una foto rígida de fachada y un menú confuso e interminable, con conceptos que suenan interesantes pero son confusos o ambiguos. Todos sabemos que esos formatos no enganchan o simplemente no son adecuados para todas las situaciones, pero seguimos produciéndolos. ¿Por qué?
Diez palabras que dicen mucho de quiénes somos y cómo comunicamos el conocimiento. En Estudio Ajolote trabajamos con ideas que importan. Nos dedicamos a transformar saberes en relatos visuales, digitales y narrativos que conecten con las personas. Pero a lo largo de este camino, nos hemos dado cuenta de algo: muchas de las palabras que usamos a diario —en reuniones, correos, guiones o presentaciones— no siempre son claras para todo el mundo.
¿Cómo se comunica un saber que vale la pena? Un hallazgo, una experiencia, una investigación que podría mejorar la vida de otros: ¿se traduce, se simplifica, se difunde? ¿O más bien se cuida como algo vivo, se siembra como una semilla, se ofrece como alimento?
Publicar artículos, asistir a congresos, presentar avances… Los canales tradicionales de la investigación académica son fundamentales, pero no siempre logran conectar con quienes están fuera del ámbito científico.
Este 19 de abril se inauguró la doceava edición de la Bienal Internacional de Artes de Valparaíso, luego de 30 largos años de pausa. Con la temática “Territorios y ciudadanías críticas”, este evento cultural de importante trayectoria histórica regresa a la ciudad-puerto, buscando reafirmar su posición como capital internacional de las artes.
Es 1972 y The Mike Douglas Show transmite un programa especial: John Lennon se prepara para tocar junto a su ídolo Chuck Berry frente a millones de personas que los miran por televisión. Pero no están solos, los acompañan los músicos de la banda Elephant´s Memory y también está Yoko Ono, que para esa altura ya es la sombra inseparable de John.