Entre las y los diseñadores, se dice que un buen diseño no necesita ninguna explicación. La teoría expuesta en el icónico libro La psicología de los objetos de Don Norman ilustra cómo hasta los objetos más simples pueden tener un efecto en nuestra percepción y experiencia. Para ello, utiliza los ejemplos de 3 teteras, entre ellas “La tetera para masoquistas” diseñada por el artista francés Jacques Carelman, de la que Norman diseña y crea él mismo una réplica. Este ejemplo emblemático nos enseña que el diseño debe ir más allá de lo estético (lo cual por cierto, es muy importante, como lo demuestra el Aesthetic Usability Effect), y cómo un mal diseño puede impactar negativamente en la experiencia del usuario.
A inicios de los años 2000, Doug Dietz, diseñador industrial de General Electric Healthcare, encabezó el trabajo de diseñar máquinas de resonancia magnética de uso infantil para diferentes hospitales en Estados Unidos. Luego de meses diseñando, probó por primera vez su prototipo: fue un fracaso rotundo. Las y los niños se paralizaron de miedo al ver el gran aparato blanco frente suyo. De vuelta a la oficina, Dietz se vio obligado a reflexionar sobre la manera de abordar el miedo y ansiedad de las y los niños durante esos procedimientos médicos, y decidió que la única forma era la investigación de usuario.
Tras observar directamente la experiencia de las y los pequeños, en conjunto con su equipo desarrolló una solución innovadora: transformaron las máquinas de MRI en aventuras interactivas, cambiando radicalmente la percepción de las y los niños y convirtiendo una experiencia temida en una emocionante aventura. Y les encantó. Este ejemplo destaca el poder de la investigación UX para abordar problemas reales y generar soluciones que impactan positivamente en la vida de las y los usuarios.
"¿Sabías que invertir aproximadamente el 10% del presupuesto de un proyecto en la investigación de usuarios puede duplicar la calidad del producto o servicio final?" - Patricia Reiners, diseñadora UX
Existen dos métodos que se usan en la investigación UX. Por un lado están los métodos cuantitativos, que brindan datos en cifras acerca del comportamiento de las y los usuarios, respondiendo a la pregunta qué. Desde el análisis del mercado en línea, pruebas de usabilidad, encuestas y pruebas A/B, hasta el uso de herramientas como Google Analytics, estos métodos ayudan a comprender de qué forma interactúan los usuarios con una plataforma web y qué áreas pueden necesitar mejoras.
Por otro lado, los métodos cualitativos permiten adentrarse en el por qué, buscando entender las emociones y motivaciones de las y los usuarios. A través de entrevistas individuales, métodos de observación, grupos focales y estudios de diarios, se puede lograr una comprensión más profunda de las necesidades y deseos del público objetivo de un producto o servicio.
La selección de participantes en la investigación UX es un paso crítico, ya que puede influir en la calidad y validez de los resultados. Al elegir a las y los participantes, es esencial buscar representatividad dentro del público objetivo. Esto implica considerar una variedad de características demográficas, como la edad, género, nivel educativo, ubicación geográfica, etc.
Para métodos cualitativos, se sugiere trabajar con al menos 5 participantes, ya que esta cantidad permite identificar patrones y tendencias en el comportamiento de usuarios. Sin embargo, la “calidad” de las y los participantes es igual de importante; es crucial seleccionar a personas que estén interesadas en el tema y que puedan proporcionar información significativa. Además, se recomienda diversificar el grupo de participantes para garantizar una variedad de perspectivas y experiencias, lo cual enriquecerá los datos y permitirá una comprensión más completa de las necesidades y preferencias de las y los usuarios.
De esta forma, la investigación UX se vuelve hoy un componente fundamental para el diseño y desarrollo de plataformas web intuitivas y funcionales.
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