Dentro del diseño UX/UI se combinan dos elementos esenciales: la estética y la usabilidad. De hecho, existe el Aesthetic Usability Effect o Efecto de la estética en la usabilidad, un fenómeno donde las interfaces más atractivas parecen también ser más fáciles de usar, incluso cuando éstas no sean necesariamente más funcionales. Este efecto puede llevar a una experiencia de usuario más satisfactoria, y por ende, a una mayor disposición para usar y recomendar la plataforma en cuestión, destacando la importancia de crear interfaces visualmente atractivas, además de funcionales e intuitivas.
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El fenómeno fue descubierto en 1995 por los investigadores japoneses Masaaki Kurosu y Kaori Kashimura, quienes estudiaban la interacción entre humanos y computadores. Para crear la interfaz de usuario de un cajero automático, los investigadores diseñaron 26 variaciones de una misma interfaz, cambiando los colores, la tipografía y la disposición de los elementos visuales, entre otros. El estudio se realizó con 252 usuarios, quienes calificaron a cada uno de los diseños de las interfaces.
Los resultados fueron clarísimos: se destacó una correlación muy evidente entre las calificaciones positivas acerca del atractivo estético de la interfaz y la percepción de la facilidad de uso. En cambio, la usabilidad real de la interfaz tuvo mucho menos importancia que la estética. De esta forma, Kurosu y Kashimura concluyeron que el diseño estético de una interfaz influye positivamente en la percepción de su usabilidad por parte del usuario, aún cuando la interfaz no es realmente más funcional.
Este fenómeno puede ser útil para ocultar algunos problemas básicos de usabilidad y ayudar a que el/la usuario evalúe positivamente una plataforma digital. Sin embargo, el efecto tiene sus límites: si una interfaz cuenta con muchos problemas a nivel de su funcionalidad, como por ejemplo botones que no funcionan, textos que son difíciles de leer o una arquitectura poco clara, los usuarios terminan por cansarse y frustrarse, a pesar de que la plataforma sea estéticamente atractiva.
Una interfaz excesivamente adornada o visualmente compleja puede obstaculizar la usabilidad y dificultar la navegación del/la usuario. Por lo tanto, para crear una experiencia de usuario óptima, es importante contar con un equilibrio entre la estética y la usabilidad, cuidando de no sacrificar la funcionalidad por un diseño visualmente atractivo, lo cual puede, a la larga, desanimar al usuario y llevarlo a abandonar la plataforma.
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Sin embargo, lo que se puede considerar estéticamente bello es una apreciación subjetiva y está profundamente influenciada por factores culturales, sociales y personales, y es complejo suponer que una interfaz pueda ser considerada atractiva para todas las personas. En este sentido, es fundamental tener en mente las preferencias estéticas del público objetivo de la plataforma y realizar estudios y pruebas de usabilidad que permitan comprender y adaptarse a los gustos estéticos de los usuarios específicos a quienes se quiere llegar. En otras palabras, estudiar y probar, el método científico clásico.
Por consiguiente, realizar pruebas exhaustivas con usuarios pertenecientes al público objetivo es fundamental para crear interfaces que cuentan con una buena usabilidad, además de un atractivo visual. Estas pruebas permiten recopilar información esencial acerca de cómo los usuarios interactúan con la interfaz, identificando áreas de mejora y garantizando que la estética no se anteponga a la funcionalidad.
¿Qué tipo de pruebas se pueden realizar? Bueno, eso ya es contenido para otro capítulo.
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